COMENTARIO DE TEXTO
Cuando las niñas se han
incorporado masivamente al sistema educativo, se ha podido comprobar que trabajan y rinden más que los niños. En infantil,
en primaria, en secundaria, en bachillerato y en la universidad. Sería absurdo pensar que se trata de
una simple casualidad y no de la consecuencia lógica de su mayor capacidad y de
su mayor aplicación...
Luego pasa el
tiempo y las mujeres, como por arte de
magia, ya no están, en el mismo número y
en los mismos cargos que los
hombres, en el escenario del poder y del mercado laboral, en el mundo de los negocios, en la vida intelectual, académica o
social del país.
¿Dónde se han metido?
¿Qué ha pasado con ellas si cuando estaban en similares condiciones eran mejores, más valiosas, más trabajadoras? Las
feministas hablan de la «brecha de género». Pues se las ha tragado lo que yo
llamo «la falla sociológica del sexismo», una quiebra producida por un
movimiento geológico antinatural. Se han
hundido en el vacío cenagoso de la
desigualdad, las ha engullido el monstruo de la discriminación.
Esa falla cruel se disfraza a veces de amor filial (es la hija la que
tiene que dedicarse a cuidar a los padres ancianos o enfermos), de amor conyugal (es la
esposa la que tiene que renunciar a seguir ascendiendo en la profesión), del
amor maternal (es la madre la que tiene que criar a los hijos, renunciando al
crecimiento profesional).
Miguel
Ángel Santos Guerra. "La falla sociológica". La pedagogía contra
Frankenstein
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